Más de dos millones de personas lo ven diariamente a través de sus pantallas. Trabaja en uno de los espacios más polémicos de la televisión nacional y, a la vez, uno de los más seguidos. Ion Aramendi es reportero del programa Sálvame desde hace años, donde se lo puede ver tratando con los protagonistas de la crónica social. En esta entrevista concedida a El Blog… cuenta algunos aspectos desconocidos de los profesionales del conocido como mundo del corazón. Vivir pegado a un teléfono, recorrer cientos de kilómetros o pasar un importante número de horas a las puertas de las casas de los famosos son algunas de las rutinas que el gran público no conoce. A pesar de ello, no se pone límites y logra sacar tiempo para su grupo musical.
¿Cómo te iniciaste profesionalmente? ¿Tenías claro que te dedicarías el periodismo del corazón?
Comencé mi carrera en un periódico de Salamanca, en la sección de deportes, ya que yo jugaba profesionalmente a baloncesto y me resultaba lógico y sencillo hablar de lo que mejor conocía. Luego estuve en la radio haciendo un programa de humor y, tras un parón en el periodismo de varios años por motivos personales, empecé en la televisión con Sálvame. Jamás pensé que me dedicaría al mundo del corazón, es más, por ignorancia y esnobismo pensaba que era un periodismo de segunda. Ahora que lo conozco y lo vivo me parece un periodismo brutalmente honesto consigo mismo y lleno de enormes profesionales. Estoy muy orgulloso de lo que hago.
¿Tuviste que pasar por muchos trabajos hasta comenzar en esta profesión?
He hecho muchas cosas, de todo. He sido lector de contadores de copias de fotocopiadoras, camarero de bar de copas en Salamanca y de restaurantes en España y en Australia. He revisado instalaciones de gas butano en Segovia, he dirigido un periódico local dedicado al baloncesto y al golf en Salamanca, he dirigido una planta industrial en Bilbao que se dedicaban a la fabricación y pintado de piezas de carrocería exterior de vehículos industriales -camiones y tractores-, muchas cosas de muy diferentes sectores. Todas me han enseñado mucho.
¿Cómo es una jornada laboral de un reportero del programa Sálvame?
La jornada de un reportero no es nunca fija, es absolutamente cambiante. Es decir, yo nunca sé lo que me depara el día. Y cuando piensas que será tranquilo, sucede cualquier cosa que hace que sea todo lo contrario. Estoy al servicio de lo que el programa requiera, de la actualidad... con disponibilidad total para viajar y para hacer lo que sea cuando sea. Pasamos tiempo en la redacción por las mañanas haciendo labores de redacción y luego cubrimos eventos o noticias como reportero, hacemos directos donde sea que esté la noticia y también hacemos maravillosas guardias en la calle esperando a famosos o buscando la noticia. Un no parar.
Ahora también te podemos ver como tertuliano de GH VIP, ¿en qué registro te sientes más cómodo? ¿Qué les dirías a quienes critican este tipo de formatos?
Me siento cómodo en cualquier registro. Obviamente, la comodidad de un plató es mejor que la intemperie de la calle (risas). Pero soy feliz haciendo lo que hago. A los que critican el formato nos les digo nada porque la gente es libre de opinar lo que le dé la gana. Solo pido respeto para nuestra labor y nuestro trabajo, ya que somos gente profesional con la pretensión de entretener, nada más. Ni somos ejemplo de nada ni pretendemos serlo. Cada uno es libre de elegir el programa y el canal que quiera, para eso están los botones del mando a distancia.
Algunos detractores de este género opinan que hacer prensa del corazón no es periodismo, ¿qué opinas al respecto?
Pues me parece una soberana tontería, ya que nosotros somos igual de periodistas que los que informan sobre política exterior, política nacional, economía, deportes... Vamos, lo que me enseñaron en la facultad es lo que aplico a mi día a día, así que te puede gustar más o menos, pero es periodismo. Informamos de una manera más o menos correcta sobre algo que a la gente le apetece conocer: la vida y las vicisitudes de los famosos, con el beneplácito en la mayoría de los casos de sus protagonistas, cuando no su total complicidad... Cubrimos una demanda real, y si no, ahí están las audiencias, con una maravillosa oferta muy digna y profesional.
¿Te ves durante mucho tiempo ejerciendo en este registro o te gustaría probar con otro?
A mí me encantaría presentar lo que fuera, pero mi debilidad, porque es una de mis pasiones, sería hacer algo relacionado con la música. Yo canto en un grupo -PITCH&COLS- y me gusta mucho componer y crear música, así que si fuera algo musical, yo sería muy feliz. Pero soy todoterreno, me lanzaría a lo que fuera.
Cuando no hay un micrófono delante, ¿cuál es la actitud de los personajes a los que entrevistáis? ¿Os comprenden?
La mayoría de las veces y con la mayoría de personajes la cosa va bien. Ellos saben cómo es nuestro trabajo y ellos, con más o menos simpatía, asumen que nuestras preguntas son las que el público de nuestro programa demanda, aunque evidentemente a lo largo de estos años he tenido algún que otro momento muy incómodo, para el personaje y para mí. En momentos delicados como traiciones, separaciones, hechos no reconocidos que se dan mucho en este mundo, te pones en el pellejo del famoso y te sientes violento al tener que preguntar sobre eso, a veces es duro.
¿Cómo llevas el hecho de ser conocido por la audiencia? ¿Has vivido alguna situación anecdótica que puedas contar?
Lo llevo muy bien. La gente es muy amable y respeta mi trabajo. Ser reconocido por lo que haces es muy curioso y casi siempre agradable, aunque a mí personalmente me encanta el anonimato y soy feliz cuando paso desapercibido. Anécdotas... las que fuerzan mis padres, por ejemplo, cuando me hacen ir a ver a la panadera del pueblo o grabo vídeos para algún amigo o hijo de amigos. Nada grave, algunas fotos un poco raras a altas horas de la madrugada pero poco más.
¿Qué es lo mejor y lo peor que tiene ser reportero de televisión?
Lo mejor: que es un trabajo donde aprendes muchos, no es rutinario y está lleno de acción, conoces mucha gente de muy diversos sectores y coincides con muchas personas a las que admiras, como actores o músicos, nacionales e internacionales. Lo peor; que nunca sé lo que voy a hacer en el día, o al día siguiente, casi nunca puedo planificar nada con nadie, tomar algo con amigos o llevar a mi hijo al pediatra... Siempre estoy pegado a un teléfono móvil por lo que pueda suceder, y hay días eternos donde puedes trabajar más de 16 horas seguidas, en algún tanatorio o en una guardia en la calle.
¿Cómo se llevan las “guardias” en la puerta de la vivienda de algún famoso?
He hecho guardia en la puerta de decenas, cientos de famosos... (risas). Algunas guardias son más cómodas porque te permiten hacerlas en un coche, como el caso de Ortega Cano. Además, ahí coincides normalmente con compañeros de agencia y siempre es más ameno.Pero, por ejemplo, el verano pasado fue la separación de Vargas Llosa. Hacíamos guardia a su mujer, Patricia, y era en la calle, en el centro de Madrid. Cuando llevas más de ocho horas en la calle, o de pie, o sentado en una piedra, acabas hasta las narices.
Algunos profesionales del periodismo afirman que en esta profesión no se tienen amigos, ¿lo compartes? ¿Por qué? ¿Notáis un trato de superioridad de los periodistas de información general?
Yo tengo muchos amigos en esta profesión: compañeros de programa, compañeros de otros programas, de agencias, cámaras, fotógrafos, e incluso, muy buena relación con compañeros de informativos o programas políticos, de actualidad... No comparto en absoluto esta teoría y no considero que haya ningún desprecio por parte de nadie hacia nosotros. Es más, la mayoría de compañeros respetan mucho nuestro trabajo porque no es en absoluto fácil. Tenemos, en muchos casos, que hacer cosas más incomodas, obviamente hay excepciones de gente que se cree superior, pero sucede en esta y en otras muchas profesiones.
¿En qué se parece el periodismo del corazón al periodismo deportivo?
Pues en principio no se debían parecer en mucho, pero es verdad que desde siempre el periodismo del corazón ha conseguido generar mucha expectación y estirar las historias hasta límites insospechados, desarrollando historias paralelas e interpretaciones casi infinitas. Y eso ha servido para tomar nota por parte del periodismo deportivo, ávido de una demanda de información brutal. La consecuencia: semejanzas en la manera de enfocar las noticias, a nivel de continente o forma, no de contenido. Ves a Los Manolos, que soy ultrafan, y hacen cebos muy parecidos a los de corazón, generan muchas expectación, estiran las historias, cuentan e interpretan más de lo estrictamente deportivo... En definitiva, tratan muchas veces la información de una manera parecida a la del periodismo del corazón.
¿Recuerdas tu primer directo? ¿Cómo fue esa experiencia?
Lo recuerdo perfectamente. Fue en Jerez, en la puerta del hospital donde había sido ingresado Humberto Janeiro, el padre de Jesulín. Recuerdo, incluso, que no había ido nadie de su familia a verle, con lo cual dije: “no ha venido ni el Tato”. Esto le hizo bastante gracia a Jorge Javier Vázquez y recuerdo hasta la camiseta que llevaba. Estaba acojonado, pero salió bien gracias a los compañeros de la unidad móvil que me ayudaron tranquilizándome y diciéndome la realidad de lo que es hablar ante una cámara. Al final, tú le hablas a un aparato y a la persona que lo maneja, no hay más. No tienes a dos o tres millones de personas mirándote, aunque lo estén en sus casas, pero la realidad es mucho menos glamurosa.
¿Cuáles son tus próximos proyectos? ¿Te gustaría afrontar otros retos?
Ya sabes que los proyectos profesionales son algo de lo que no se habla, si no, se truncan. Así que solo te diré los personales: grabar un disco con mi grupo, grabar una maqueta con otro amigo con un proyecto musical más personal que tenemos, y tener otro hijo. ¡Casi nada!
¿Qué diferencia a Sálvame de cualquier otro programa de prensa rosa?
Sálvame es un producto irrepetible, es una tertulia, un reality, un programa de actualidad, un contenedor increíble de información y de opinión... Es un ejemplo de profesionalidad y de hacer muy bien las cosas. No lo comparo con ningún otro porque es incomparable. Es una liga distinta.
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