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viernes, 26 de febrero de 2016

Javier Lascurain: "La RAE está haciendo un enorme esfuerzo de actualización"

Muchos profesionales de la comunicación y el lenguaje acuden a Fundéu como una herramienta para resolver sus dudas, aunque también lo hacen particulares en general. A diario reciben un elevado número de consultas de lo más diversas y de temática variada. Es por esta razón que la labor que desarrolla el grupo de profesionales que trabaja para ello adquiere una especial relevancia. Se trata de una fundación que está patrocinada por la Agencia Efe y el BBVA, además de contar con el asesoramiento de la Real Academia Española. Su coordinador general, Javier Lascurain, cuenta a El Blog… cuáles son las claves para haber logrado tal dimensión y explica su funcionamiento.

¿Cómo surge Fundéu y cómo ha ido evolucionado? ¿Son conscientes de que es una de las herramientas más utilizadas por determinados profesionales cuya herramienta principal es la lengua?

Foto: Judith González Ferrán
La Fundación del Español Urgente como tal surge en el año 2005 como fruto de un acuerdo entre la Agencia Efe, BBVA y la Real Academia Española. Su origen sin embargo es anterior; a finales de los años 70, EFE -entonces en plena expansión internacional- decidió crear un Departamento de Español Urgente, en el que filólogos y periodistas experimentados pudieran atender las dudas y hacer recomendaciones a los periodistas que trabajaban para esa agencia -ya entonces en muchos países de todo el mundo- y empleando no solo español de España, sino el de todos los países hispanohablantes. En 2005 aquel departamento se convirtió en la Fundéu BBVA, que ha cumplido, pues, once años. Con ese cambio y esa evolución se pretendía que esa herramienta de asesoría y recomendaciones sirviera no solo a los periodistas de EFE, sino a todas las personas que utilizan el español como herramienta de trabajo en cualquier lugar del mundo.

¿En qué consiste la colaboración de la Real Academia Española con Fundéu? 

La Real Academia Española es una de las instituciones que están desde el inicio en la Fundación del Español Urgente. El presidente del patronato de la Fundéu BBVA es, de hecho, el director de la Academia en cada momento, en la actualidad Darío Villanueva. Además, en el Consejo Asesor, al que consultamos las cuestiones que nos parecen más complicadas, se sientan varios académicos de la RAE y el secretario de la Asociación de Academias de la Lengua (Asale) Francisco Javier Pérez.

Desde el punto de vista de los contenidos, los consejos y recomendaciones de Fundéu BBVA se atienen siempre, como no podía ser de otra manera, a la ortodoxia académica; es decir, que sobre todo aquello sobre lo que se ha pronunciado la Academia, la Fundéu adopta y recomienda esa posición. Otra cuestión es que los distintos ritmos entre la Real Academia y Fundéu permitan que, en aquellos asuntos sobre los que la RAE no se ha pronunciado aún, nosotros adelantemos una posición, un punto de vista que luego podrá o no ser ratificado por la Academia. Del mismo modo que la RAE tiene que esperar a comprobar que un término está muy asentado en el tiempo y en una amplia área geográfica para introducirlo en el diccionario, la Fundéu no solo no puede, sino que no debe esperar, debe dar respuesta como indica la palabra urgente a aquellos que utilizan el español en los medios de comunicación y las redes sociales y que no pueden esperar para tener una respuesta.

Un buen ejemplo puede ser el de la palabra tweet: en el año 2010 la Fundéu propuso las formas tuit, tuitero y tuitear como posibles adaptaciones al español. En 2012 y precisamente en un acto de Fundéu, el entonces director de la Academia, José Manuel Blecua, anunció que la nueva edición del Diccionario académico incluiría ya esos términos y así fue ya cuando a finales de 2014 se editó la 23 edición de esa obra. Algo parecido sucede con la palabra inglesa selfie, para la que nosotros hace ya más de dos años propusimos la alternativa en español autofoto y, poco después, la adaptación a nuestra ortografía selfi. Esta forma todavía no está recogida por la Academia y no sabemos si algún día lo estará, pero nos pareció una apuesta lógica y útil.

¿Cuál es la rutina de trabajo en Fundéu? ¿Cómo están organizados? ¿Cuántas personas componen el equipo? 

En total tenemos un equipo de nueve personas, la mayoría de ellos filólogos o lingüistas de diferentes especialidades: correctores, traductores, ortotipógrafos, lexicógrafos... y también periodistas. La rutina diaria comienza cada mañana con una reunión interna en la que ponemos en común todos aquellos asuntos que hemos visto tras revisar los medios de comunicación (prensa, radio, televisión páginas web...) tratando de ponernos en la piel de un periodista y de adelantarnos a las dificultades a las que se puede enfrentar cada día desde el punto de vista lingüístico: una construcción dudosa que se pone de moda (¿se explosiona o se explota una bomba?), un anglicismo recién llegado (blue-chips, travel blogger...), un neologismo (sexsomnia...) o una recopilación de consejos sobre un tema concreto de la actualidad como la telefonía móvil con motivo del Congreso Mundial de Móviles de Barcelona. Además un representante de la Fundéu está presente cada día en la reunión de planificación de la agencia EFE, no solo para explicar allí cuál será nuestra recomendación diaria, sino también para recoger sugerencias y estar informados de las cuestiones sobre las que se va a tratar ese día en la agencia y tratar de que nuestros consejos estén tan vinculados a la actualidad informativa como sea posible.

Respecto a la organización, hay un grupo de lingüistas que responden a las muchas consultas que llegan a través del correo, el teléfono y las redes sociales y todos participamos en la redacción y revisión de las recomendaciones diarias que se hacen de manera muy colaborativa dentro de la redacción.

Muchos periodistas utilizamos esta página para solventar nuestras dudas, pero ¿qué otras posibilidades aporta? 

Fundéu
Lo que pretende nuestra página es ser una herramienta útil para la resolución de dudas y para ofrecer consejos a los periodistas. Estas son nuestras dos grandes líneas de trabajo: la emisión de recomendaciones diarias a través de la página web, las redes sociales, las líneas de la agencia EFE y una lista de correo con cerca de 40 000 suscriptores, y la respuesta a consultas lingüísticas a través de las más diversas vías. 

Esas recomendaciones diarias y la respuesta a las consultas que creemos que pueden tener un interés más general se pueden ver en nuestra página, que tiene de ese modo un corpues de casi 5 000 dudas lingüísticas resueltas. Además incluimos algunas otras secciones, como un resumen de las noticias más destacadas publicadas en los medios de comunicación y que tienen el español como asunto central, consejos específicos sobre el lenguaje en el ámbito digital en una sección que llamamos Escribir en internet y una serie de contenidos que agrupamos en la sección Especiales donde se pueden encontrar consejos tratados de forma más extensa, por ejemplo un glosario de la moda con muchos términos relacionados con ese ámbito, un cuaderno de campaña que lanzamos hace algunos meses con expresiones con las campañas electorales, o la Liga BBVA del Español Urgente, que reúne crónicas, recomendaciones e ilustraciones relacionadas con el lenguaje futbolístico.

¿Qué importancia tienen las redes sociales en este proyecto? 

Creo que las redes han tenido una importancia fundamental en el desarrollo del proyecto de Fundéu. Hace ya varios años, los responsables de la Fundación vieron clara la necesidad de estar en las redes sociales al menos por dos razones. En primer lugar, porque un proyecto como el nuestro no puede estar esperando a que los hablantes vengan a buscarle, debemos estar en los foros donde surgen las dudas del español, y más en aquellos lugares donde, como dice nuestro nombre, el idioma se usa con la presión de la urgencia. Esos eran tradicionalmente las redacciones de los diarios y medios de comunicación, donde nos hacíamos presentes enviando nuestros consejos a través de las líneas de la Agencia EFE. Pero también hay que estar en las redes sociales, donde seguramente se juega hoy gran parte del futuro del idioma. Por otro lado, las redes y específicamente Twitter son una herramienta inigualable para la resolución de dudas lingüísticas rápidas.

En la actualidad una buena parte de las dudas que recibimos llegan a través de las redes sociales, muy especialmente de Twitter aunque también de Facebook y otras. Estamos además, con otros perfiles y otras intenciones diferentes, en Pinterest, donde subimos las fotos con las que ilustramos cada día nuestra recomendación lingüística; en Instagram, donde básicamente damos cuenta de algunas de nuestras actividades, y en Vine, donde estamos experimentando con recomendaciones lingüísticas muy breves de apenas seis segundos en vídeo.

¿Cuál considera que es la duda más común entre los usuarios de Fundéu?

Hay algunas dudas clásicas que pueden surgirnos a todos a la hora de escribir como la diferencia entre por que, por qué, porqué y porque, la diferencia entre sino y si no y muchas otras de ese estilo. Además muchas sobre concordancia (ser capaz/ser capaces o la misma área, no el mismo área), sobre alternativas a anglicismos y neologismos, y también bastante respecto al modo de transcribir palabras de otras lenguas, en especial nombres cuando se trata de protagonistas de la actualidad en otros países (Varufakis, Ajtar Mansur...)

¿Se han marcado algún reto o objetivo en vistas al futuro? 

Nuestro objetivo es poder seguir ofreciendo recomendaciones y respondiendo a las consultas de los hablantes, de todas aquellas personas preocupadas por el buen uso del español allá donde lo estén usando, de modo que tendremos que ir adaptándonos a las nuevas redes y las nuevas formas de comunicación.  Además, y aunque tratamos de tener una visión panhispánica del idioma, nos gustaría tener cada vez más presencia en América, porque no tenemos que olvidar que el español es la lengua de más de 500 millones de personas, de las que apenas un diez por ciento somos españoles. 

¿Cómo comenzó a trabajar en Fundéu y cuál es su cometido dentro de este organismo?

Llegué a la Fundación del Español Urgente en otoño de 2012. Antes había desarrollado prácticamente toda mi carrera profesional en la agencia EFE. En ese momento y tras haber pasado por diferentes departamentos y responsabilidades en esa casa surgió la oportunidad de incorporarme a la Fundéu, cuyo trabajo siempre me había interesado. Desde mi llegada desempeño la labor de coordinador general a las órdenes del director general, Joaquín Muller.

¿Considera que se debe responsabilizar a Internet y las nuevas tecnologías de los errores ortográficos o gramaticales de algunos jóvenes? 

Foto: Judith González Ferrán
En ese sentido no soy nada catastrofista. Si bien es cierto que el entorno de comunicación digital en el que todos estamos ya inmersos (blogs, redes sociales, medios en línea, mensajería...) supone un reto para el idioma, siempre he preferido pensar que supone una gran oportunidad. No hay que olvidar que nunca en la historia de la humanidad ha habido tantos millones de personas expresándose de forma pública y por escrito, algo que hasta hace pocos años estaba reservado a periodistas, profesores y escritores. Hoy todos podemos expresarnos de forma pública en esa especie de gran plaza en la que se ha convertido el ciberespacio y eso hace que muchas personas se interesen por la corrección, que duden, que pregunten para utilizar bien el idioma porque saben que eso es importante para su buena imagen, para su reputación digital, que importa lo que se dice pero también cómo se dice. Creo que esa es, modestamente, una de las razones del éxito de nuestra iniciativa y de otras similares. 

Por su puesto, hay mucha gente que no se expresa bien, que no utiliza bien el idioma ni se esfuerza por hacerlo. Pero eso ha pasado siempre y ahora es más notable porque todos podemos leer lo que escriben esas personas. Me parece que en vez de alentar el catastrofismo sobre la destrucción del idioma por las nuevas tecnologías (un argumento recurrente desde hace siglos con la llegada de cualquier innovación, por cierto) haríamos bien en advertir a los jóvenes y no tan jóvenes sobre dos cosas. Lo primero que sean muy conscientes (y en este mundo hiperconectado no siempre es fácil) de cuándo están interviniendo en un ámbito privado en el que pueden “relajar” sus exigencias (un grupo de WhatsApp) y cuando lo que escriben es o puede ser público, porque en ese caso conviene ser cuidadoso en las formas como saben quienes han experimentado verdaderas avalanchas de críticas por una falta, un error o un desliz. Y, relacionado con eso, es muy importante distinguir entre los diversos registros: normalmente no hablamos igual cuando estamos en la barra de un bar con unos amigos que en una clase en la universidad o en un ámbito más formal. Del mismo modo no tiene sentido escribir igual cuando enviamos un mensaje privado a unos amigos, donde posiblemente escribamos dnd por donde, pq por porque o nos saltemos el signo de apertura de interrogación sin que eso sea un problema, que cuando lo hacemos en un ámbito formal. Creo que no tiene sentido empeñarnos en que nuestros hijos no usen ese tipo de abreviaturas y trucos (viejos como el mismo idioma, por cierto) en una comunicación privada y en cambio le expliquemos que eso, que es admisible en ese contexto, no lo es al responder un examen o hacer un escrito formal. Creo que esa distinción de registros es lo que debemos enseñarle a los jóvenes

Llegaron a lanzar una campaña con Twitter llamada #acentúate, ¿qué motivó a ello y cuál es la valoración que puede realizarse de sus resultados? 

Nos llamaba la atención el hecho de que muchas personas que cuidaban la ortografía de sus mensajes en Twitter luego no utilizasen las tildes en las etiquetas de sus mensajes y escribiesen por ejemplo #Andalucia y no #Andalucía. Descubrimos que existía una creencia generalizada: que no debían usarse tildes en las etqiuetas o hasthtags porque, si se hacía, generaba problemas de tipo técnico a la hora de buscar o de incluir los mensajes en una determinada cadena.

Esa dificultad, que en efecto existía en los primeros tiempos de la red, ha desaparecido hace mucho y los sistemas buscan y encuentras las etiquetas por igual si se escriben con o sin tildes. Así nos lo confirmaron los responsables de Twitter en España a los que les pareció buena idea lanzar una pequeña campaña para favorecer la ortografía en las redes con esa excusa.
Creamos la etiqueta #acentúate y la lanzamos. La campaña funcionó muy bien con varios miles de retuits y mensajes relacionados y un alcance de varios millones de usuarios, gracias entre otras cosas al apoyo de Twitter y de tuiteros destacados como Antonio Banderas que la apoyaron desde el primer minuto. En el fondo, ese asunto de las etiquetas y las tildes era una excusa, una percha para llamar la atención sobre la necesidad de cuidar la ortografía en los mensajes de Twitter y las redes en general.

¿Qué le parecen las últimas incorporaciones de la Real Academia Española? 

Entiendo que te refieres a las incorporaciones de palabras en el diccionario académico publicado en 2014. Creo que la Academia en los últimos años está haciendo un enorme esfuerzo de actualización; de hecho en muy pocos años se han actualizado las tres grandes obras académicas, la Ortografía, la Gramática y el Diccionario de la lengua española. Además se ha hecho con una visión panhispánica, tratando de evitar la tendencia a considerar que España es el centro del idioma español y su único paradigma. Luego, como es lógico, cada uno encontrará en el diccionario definiciones que habría hecho de otra manera, palabras que echa en falta o que le parece que sobran, pero creo que es una labor verdaderamente encomiable la que está haciendo la Real Academia en estos años. 

Realizan recomendaciones sobre temas de actualidad, ¿cómo los trabajan cuando no se trata de asuntos previsibles en la agenda mediática? 

Tratamos de estar muy al tanto de la actualidad, lo cual no es difícil gracias a nuestra vinculación con EFE, pero es cierto que a veces surgen temas de improviso en los que nos parece que conviene intervenir para dar un determinado consejo y hacerlo rápido. En ese momento se trata de poner a funcionar la maquinaria de hacer recomendaciones con toda la urgencia de una agencia de noticias pero sin perder el rigor y la exactitud que tienen que acompañar nuestros consejos. Lo cierto es que no siempre es fácil, pero creemos que nuestros seguidores, en particular los periodistas, agradecen que ante un terremoto o un determinado acontecimiento imprevisto estemos al quite y les ofrezcamos algunas claves o consejos que solucionen las dudas a las que se van a enfrentar cuando tengan que escribir sobre ese asunto.

Explíquenos qué es Wikilengua. 

Wikilengua es un proyecto colaborativo, avalado y lanzado por la Fundéu BBVA en 2008 cuyos contenidos, como corresponde a este tipo de sitios, se hacen de forma colaborativa entre todos sus usuarios. Trata todos los asuntos relacionados con la norma, el uso y el estilo del español y tiene una gran repercusión con más de dos millones de páginas vistas cada mes. En este caso, Fundéu actúa moderando y dirigiendo de algún modo todo ese contenido creado por los usuarios.

Estuvieron celebrando el décimo aniversario de Fundéu, ¿se ven cumpliendo otros diez? ¿Cómo fue esa jornada? 

Hace ahora un año cumplimos nuestro décimo aniversario y lo celebramos con un gran acto en Madrid al que asistió la reina Letizia, que ha acompañado a la Fundación del Español Urgente desde hace varios años inaugurando, por ejemplo, casi todos los seminarios sobre lengua y periodismo que organizamos anualmente en San Millán de la Cogolla (La Rioja). También estuvieron el presidente de BBVA, Francisco González, el director de la Real Academia, Darío Villanueva, y el de la Agencia EFE, José Antonio Vera, entre otras muchas personalidades del mundo de la cultura y del periodismo.
Antes de ese acto público, en el que la reina nos dedicó unas muy cariñosas palabras encomiando la labor de la Fundación, celebramos una de las reuniones quincenales del Consejo Asesor, en el que participan muy destacados periodistas, lingüistas y académicos para tratar de resolver algunas de las dudas que nos asaltan en el trabajo diario. A esa reunión extraordinaria asistió la reina, que participó muy activamente, preguntó mucho, se interesó por nuestro trabajo y aportó sus ideas.

martes, 16 de febrero de 2016

Ion Aramendi: "Por ignorancia y esnobismo pensaba que la prensa rosa era un periodismo de segunda"

Más de dos millones de personas lo ven diariamente a través de sus pantallas. Trabaja en uno de los espacios más polémicos de la televisión nacional y, a la vez, uno de los más seguidos. Ion Aramendi es reportero del programa Sálvame desde hace años, donde se lo puede ver tratando con los protagonistas de la crónica social. En esta entrevista concedida a El Blog… cuenta algunos aspectos desconocidos de los profesionales del conocido como mundo del corazón. Vivir pegado a un teléfono, recorrer cientos de kilómetros o pasar un importante número de horas a las puertas de las casas de los famosos son algunas de las rutinas que el gran público no conoce. A pesar de ello, no se pone límites y logra sacar tiempo para su grupo musical.

¿Cómo te iniciaste profesionalmente? ¿Tenías claro que te dedicarías el periodismo del corazón?

Comencé mi carrera en un periódico de Salamanca, en la sección de deportes, ya que yo jugaba profesionalmente a baloncesto y me resultaba lógico y sencillo hablar de lo que mejor conocía. Luego estuve en la radio haciendo un programa de humor y, tras un parón en el periodismo de varios años por motivos personales, empecé en la televisión con Sálvame. Jamás pensé que me dedicaría al mundo del corazón, es más, por ignorancia y esnobismo pensaba que era un periodismo de segunda. Ahora que lo conozco y lo vivo me parece un periodismo brutalmente honesto consigo mismo y lleno de enormes profesionales. Estoy muy orgulloso de lo que hago.

¿Tuviste que pasar por muchos trabajos hasta comenzar en esta profesión? 

He hecho muchas cosas, de todo. He sido lector de contadores de copias de fotocopiadoras, camarero de bar de copas en Salamanca y de restaurantes en España y en Australia. He revisado instalaciones de gas butano en Segovia, he dirigido un periódico local dedicado al baloncesto y al golf en Salamanca, he dirigido una planta industrial en Bilbao que se dedicaban a la fabricación y pintado de piezas de carrocería exterior de vehículos industriales -camiones y tractores-, muchas cosas de muy diferentes sectores. Todas me han enseñado mucho.

¿Cómo es una jornada laboral de un reportero del programa Sálvame

La jornada de un reportero no es nunca fija, es absolutamente cambiante. Es decir, yo nunca sé lo que me depara el día. Y cuando piensas que será tranquilo, sucede cualquier cosa que hace que sea todo lo contrario. Estoy al servicio de lo que el programa requiera, de la actualidad... con disponibilidad total para viajar y para hacer lo que sea cuando sea. Pasamos tiempo en la redacción por las mañanas haciendo labores de redacción y luego cubrimos eventos o noticias como reportero, hacemos directos donde sea que esté la noticia y también hacemos maravillosas guardias en la calle esperando a famosos o buscando la noticia. Un no parar. 

Ahora también te podemos ver como tertuliano de GH VIP, ¿en qué registro te sientes más cómodo? ¿Qué les dirías a quienes critican este tipo de formatos? 

Me siento cómodo en cualquier registro. Obviamente, la comodidad de un plató es mejor que la intemperie de la calle (risas). Pero soy feliz haciendo lo que hago. A los que critican el formato nos les digo nada porque la gente es libre de opinar lo que le dé la gana. Solo pido respeto para nuestra labor y nuestro trabajo, ya que somos gente profesional con la pretensión de entretener, nada más. Ni somos ejemplo de nada ni pretendemos serlo. Cada uno es libre de elegir el programa y el canal que quiera, para eso están los botones del mando a distancia. 

Algunos detractores de este género opinan que hacer prensa del corazón no es periodismo, ¿qué opinas al respecto? 

Pues me parece una soberana tontería, ya que nosotros somos igual de periodistas que los que informan sobre política exterior, política nacional, economía, deportes... Vamos, lo que me enseñaron en la facultad es lo que aplico a mi día a día, así que te puede gustar más o menos, pero es periodismo. Informamos de una manera más o menos correcta sobre algo que a la gente le apetece conocer: la vida y las vicisitudes de los famosos, con el beneplácito en la mayoría de los casos de sus protagonistas, cuando no su total complicidad... Cubrimos una demanda real, y si no, ahí están las audiencias, con una maravillosa oferta muy digna y profesional. 

¿Te ves durante mucho tiempo ejerciendo en este registro o te gustaría probar con otro? 

A mí me encantaría presentar lo que fuera, pero mi debilidad, porque es una de mis pasiones, sería hacer algo relacionado con la música. Yo canto en un grupo -PITCH&COLS- y me gusta mucho componer y crear música, así que si fuera algo musical, yo sería muy feliz. Pero soy todoterreno, me lanzaría a lo que fuera.

Cuando no hay un micrófono delante, ¿cuál es la actitud de los personajes a los que entrevistáis? ¿Os comprenden?

La mayoría de las veces y con la mayoría de personajes la cosa va bien. Ellos saben cómo es nuestro trabajo y ellos, con más o menos simpatía, asumen que nuestras preguntas son las que el público de nuestro programa demanda, aunque evidentemente a lo largo de estos años he tenido algún que otro momento muy incómodo, para el personaje y para mí. En momentos delicados como traiciones, separaciones, hechos no reconocidos que se dan mucho en este mundo, te pones en el pellejo del famoso y te sientes violento al tener que preguntar sobre eso, a veces es duro.

¿Cómo llevas el hecho de ser conocido por la audiencia? ¿Has vivido alguna situación anecdótica que puedas contar? 

Lo llevo muy bien. La gente es muy amable y respeta mi trabajo. Ser reconocido por lo que haces es muy curioso y casi siempre agradable, aunque a mí personalmente me encanta el anonimato y soy feliz cuando paso desapercibido. Anécdotas... las que fuerzan mis padres, por ejemplo, cuando me hacen ir a ver a la panadera del pueblo o grabo vídeos para algún amigo o hijo de amigos. Nada grave, algunas fotos un poco raras a altas horas de la madrugada pero poco más. 

¿Qué es lo mejor y lo peor que tiene ser reportero de televisión? 

Lo mejor: que es un trabajo donde aprendes muchos, no es rutinario y está lleno de acción, conoces mucha gente de muy diversos sectores y coincides con muchas personas a las que admiras, como actores o músicos, nacionales e internacionales. Lo peor; que nunca sé lo que voy a hacer en el día, o al día siguiente, casi nunca puedo planificar nada con nadie, tomar algo con amigos o llevar a mi hijo al pediatra... Siempre estoy pegado a un teléfono móvil por lo que pueda suceder, y hay días eternos donde puedes trabajar más de 16 horas seguidas, en algún tanatorio o en una guardia en la calle.

¿Cómo se llevan las “guardias” en la puerta de la vivienda de algún famoso? 

He hecho guardia en la puerta de decenas, cientos de famosos... (risas). Algunas guardias son más cómodas porque te permiten hacerlas en un coche, como el caso de Ortega Cano. Además, ahí coincides normalmente con compañeros de agencia y siempre es más ameno.Pero, por ejemplo, el verano pasado fue la separación de Vargas Llosa. Hacíamos guardia a su mujer, Patricia, y era en la calle, en el centro de Madrid. Cuando llevas más de ocho horas en la calle, o de pie, o sentado en una piedra, acabas hasta las narices. 

Algunos profesionales del periodismo afirman que en esta profesión no se tienen amigos, ¿lo compartes? ¿Por qué? ¿Notáis un trato de superioridad de los periodistas de información general? 

Yo tengo muchos amigos en esta profesión: compañeros de programa, compañeros de otros programas, de agencias, cámaras, fotógrafos, e incluso, muy buena relación con compañeros de informativos o programas políticos, de actualidad... No comparto en absoluto esta teoría y no considero que haya ningún desprecio por parte de nadie hacia nosotros. Es más, la mayoría de compañeros respetan mucho nuestro trabajo porque no es en absoluto fácil. Tenemos, en muchos casos, que hacer cosas más incomodas, obviamente hay excepciones de gente que se cree superior, pero sucede en esta y en otras muchas profesiones.

¿En qué se parece el periodismo del corazón al periodismo deportivo? 

Pues en principio no se debían parecer en mucho, pero es verdad que desde siempre el periodismo del corazón ha conseguido generar mucha expectación y estirar las historias hasta límites insospechados, desarrollando historias paralelas e interpretaciones casi infinitas. Y eso ha servido para tomar nota por parte del periodismo deportivo, ávido de una demanda de información brutal. La consecuencia: semejanzas en la manera de enfocar las noticias, a nivel de continente o forma, no de contenido. Ves a Los Manolos, que soy ultrafan, y hacen cebos muy parecidos a los de corazón, generan muchas expectación, estiran las historias, cuentan e interpretan más de lo estrictamente deportivo... En definitiva, tratan muchas veces la información de una manera parecida a la del periodismo del corazón. 

¿Recuerdas tu primer directo? ¿Cómo fue esa experiencia? 

Lo recuerdo perfectamente. Fue en Jerez, en la puerta del hospital donde había sido ingresado Humberto Janeiro, el padre de Jesulín. Recuerdo, incluso, que no había ido nadie de su familia a verle, con lo cual dije: “no ha venido ni el Tato”. Esto le hizo bastante gracia a Jorge Javier Vázquez y recuerdo hasta la camiseta que llevaba. Estaba acojonado, pero salió bien gracias a los compañeros de la unidad móvil que me ayudaron tranquilizándome y diciéndome la realidad de lo que es hablar ante una cámara. Al final, tú le hablas a un aparato y a la persona que lo maneja, no hay más. No tienes a dos o tres millones de personas mirándote, aunque lo estén en sus casas, pero la realidad es mucho menos glamurosa. 

¿Cuáles son tus próximos proyectos? ¿Te gustaría afrontar otros retos? 

Ya sabes que los proyectos profesionales son algo de lo que no se habla, si no, se truncan. Así que solo te diré los personales: grabar un disco con mi grupo, grabar una maqueta con otro amigo con un proyecto musical más personal que tenemos, y tener otro hijo. ¡Casi nada!

¿Qué diferencia a Sálvame de cualquier otro programa de prensa rosa? 

Sálvame es un producto irrepetible, es una tertulia, un reality, un programa de actualidad, un contenedor increíble de información y de opinión... Es un ejemplo de profesionalidad y de hacer muy bien las cosas. No lo comparo con ningún otro porque es incomparable. Es una liga distinta.

domingo, 31 de enero de 2016

Antonio Salas: "El Tribunal Constitucional ha mutilado de forma interesada al periodismo de investigación"

Antonio Salas no es un periodista al uso. Su jornada laboral no transcurre en una redacción entre comunicados o cubriendo notas de prensa y buscando entrevistas. Ni siquiera utiliza su verdadero nombre, sino un seudónimo que le permite poder realizar investigaciones que se han materializado en varios libros. El gran público lo conoció cuando se infiltró en el movimiento neonazi y a partir de entonces no ha dejado de trabajar para descubrir qué se esconde detrás de asuntos tan complejos como la trata de mujeres o el terrorismo internacional. Es por ello que está amenazado de muerte y ha vivido situaciones harto complicadas.

Te conocimos con la publicación de Diario de un skin, ¿cómo ha cambiado tu vida desde entonces? ¿Te has arrepentido alguna vez?

Algunas veces... cuando llegan mensajes de los nazis, puteros, moteros, terroristas especialmente agresivos, y amenazando también a mis padres. O cuando lees críticas a mis libros de colegas periodistas que solo han visto las películas o los reportajes. O cuando, justo antes de la publicación de un nuevo libro, la paranoia se multiplica y comienzas a ver miradas sospechosas en cada tipo que te cruzas en la calle, a imaginar matrículas que ya has visto antes en el retrovisor de la moto, a esquivar las cámaras de videovigilancia... Te arrepientes muchas veces, pero luego se te pasa. Porque arrepentirse no vale de nada. Ya no hay vuelta atrás.

¿En qué momento y por qué un periodista se llega a plantear arriesgar su vida para materializarla en un libro?

En realidad los libros vinieron después, cuando Telecinco censuró mi reportaje sobre los skin. Pero la decisión de asumir riesgos potenciales a tu seguridad la tienes que tomar cuando aceptas entrar en un equipo de investigación clandestino y cuando te pones una cámara oculta para grabar a grupos criminales... Si no lo tienes muy claro es mejor que no aceptes ese empleo porque de tu templanza y autocontrol dependerá que salgas airoso. En mi caso todo comenzó hacia 2001, cuando Telecinco nos contrató a tres periodistas un poco kamikazes para montar un equipo de investigación encubierto. 

Te has infiltrado en el movimiento neonazi, en el terrorismo internacional, en el tráfico de mujeres, has conocido los cárteles de la droga y un sinfín de investigaciones, ¿te has marcado algún límite a la hora de desarrollar tu trabajo?

Tengo muy claro que ningún reportaje periodístico justificaría que participases de los delitos que estás investigando. Primero porque sería inmoral, y segundo porque tu condición de periodista no te eximiría de tu responsabilidad penal, y no merece la pena. Así que tengo muy claro lo que es ético, legal y moral y lo que no. Y si en alguna de esas investigaciones me hubiese visto en la disyuntiva de tener que participar de un delito o abandonar el reportaje ahí habría terminado la investigación. 

¿Cómo ha influido en tu trabajo la prohibición del uso de cámaras ocultas? ¿Son conscientes tus lectores de que no puedes cometer un delito aunque te encuentres en una situación límite?

Nos ha cortado las alas... El lema del equipo de investigación de Telecinco, donde comencé, era: "Si no está grabado no existe". Si yo hubiese escrito un libro contando que había comprado niñas vírgenes de 12 o 14 años para prostituirlas, en pleno centro de Madrid; o que durante años había sido el hombre de confianza de Carlos el Chacal; o que el Real Madrid apadrinaba un grupo neonazi, etc., sin aportar pruebas irrefutables, nadie se lo habría creído. Y es comprensible. Pero las grabaciones de oculta son irrefutables. Al quitarnos esa herramienta de trabajo el Tribunal Constitucional ha mutilado de forma interesada al periodismo de investigación, quizás para proteger a algunos de sus integrantes...

Cuando no estás realizando una investigación, ¿cómo es la vida normal de un infiltrado que está amenazado de muerte? ¿Dejas de hacer actividades cotidianas para no arriesgar tu vida? ¿Llegas a estar tranquilo?

Cuando no estoy investigando es porque estoy redactando el libro. Pero una vez terminado y mientras el original pasa por el gabinete jurídico, se maqueta e imprime el libro y llega a las librerías, yo ya estoy en la siguiente. Así que no es fácil que no esté trabajando. Y si mi vida está en riesgo en algún momento no es precisamente por hacer actividades cotidianas... Aún así, intento ir al cine, al gimnasio, a cenar de vez en cuando... Me niego a que el miedo condicione mi vida, pero a veces no es fácil. ¿Tranquilo? ¿Qué es eso?

¿Cómo reaccionas a las amenazas e insultos que te llegan a través de Internet? ¿Has aprendido a vivir con ellas? ¿Compensan los comentarios positivos?

Nunca te acostumbras al odio. Quien diga lo contrario miente. Pero una cosa es que algún imbécil, que se cree anónimo en la red, te amenace genéricamente, y otra que alguien con nombre, apellido y cara, te diga el día, la hora, el lugar, y cómo planificó tu asesinato, como ocurrió con MarkoSS88. Esa es una de las tramas con las que arranca Los hombres que susurran a las máquinas, y que me convenció de que tendré que vivir con esto para siempre. Pero es verdad que cada vez que recibo un mensaje de un joven que dejó el movimiento skin o una joven que deja la prostitución tras leer mis libros, piensas que merece la pena. 

¿Dejarás de dar conferencias tras conocer que un individuo acudió a una de ellas con la finalidad expresa de asesinarte? ¿Cuán fue tu reacción al conocer este hecho?

No, pero seré mucho más prudente todavía. La confesión de MarkoSS88 de cómo había intentado matarme me supuso varias semanas de auténtica paranoia. Creía ver su cara en cada chico alto, atlético y moreno que me cruzaba. No le deseo a nadie esa experiencia. Pero MarkoSS88 me subestimó. Creyó que por ocultarse tras un nombre, una IP y una identidad falsa no iba a ser capaz de averiguar quién era, a qué se dedicaba realmente y dónde vivía... No quiero hacer spoiler, pero creo que esa trama en el libro es una de las más intensas y reveladoras de Los hombres que susurran a las máquinas. E ilustra perfectamente lo que puede ocurrirnos cuando pensamos que lo que subimos a nuestras redes sociales no le interesa a ningún ciberdelincuente. Terrible error. 

¿Consideras que las películas y reportajes que se han basado en tus libros reflejan exactamente lo que buscabas transmitir con tus publicaciones?

No. En absoluto. Yo solo me responsabilizo de lo que aparece en mis libros. Las películas son un producto de ficción basado en unos guiones cinematográficos inspirados en mi trabajo, pero sometidos al criterio, limitaciones y creatividad de guionistas, director y productores, por ese orden. Y todos mis reportajes de televisión, lógicamente, fueron sometidos al criterio, censura y revisión de los directivos de la cadena. Como no podría ser de otra manera. De lo contrario no se habrían emitido. Pero no había otra forma de difundir masivamente las grabaciones de cámara oculta que demuestran, de forma indubitable, que lo que cuento en los libros es real, por inverosímil que pueda parecer. Las películas y los reportajes ayudaron a dar visibilidad a mi trabajo, pero no lo representan.

Los hombres que susurran a las máquinas se adentra en el mundo de la ciberdelincuencia, ¿hasta dónde pueden llegar los peligros para una persona que utilice Internet de una forma habitual para consultar redes sociales o el correo electrónico?

La trampa es que cuando navegas desde la "seguridad" de tu casa o de tu teléfono móvil, crees que estás a salvo porque no ves ninguna amenaza. Pero están ahí. Y son miles. Lo mejor que te puede pasar es que te roben las fotos de tus hijos o nietos para venderlas en portales de pedofilia, o que te roben unos miles de euros de la cuenta bancaria... Lo peor, que suplanten tu identidad robando tu facebook para abrir una cuenta en un casino online y blanquear dinero del narco; que te metan un virus que cifre todo tu disco duro y todos tus documentos, facturas, fotos, vídeos, etc., y de pronto desaparezcan; o que usen tu wifi o tu identidad digital para difundir propaganda terrorista o pedofilia, o para realizar ataques o amenazas a empresas y particulares... Cuando la policía aporree tu puerta de madrugada y seas detenido por pedófilo, yihadista o por blanqueo de capitales, vas a tener que convencer al juez de que alguien con tu nombre, con tu DNI, usando tu teléfono, tu conexión y tu ordenador para cometer esos delitos, no eras tú. Y no te será fácil. Habría sido más fácil usar contraseñas robustas, aprender unas normas mínimas de seguridad y, sobre todo, usar el sentido común para navegar. 

¿Alguna vez imaginaste que te convertirías en el gestor de la web de uno de los terroristas más sanguinarios como Carlos El Chacal?

Ni en sueños. De hecho cuando comenzó mi formación para El Palestino, no tenía en mente a Carlos el Chacal. Fue después de matricularme en árabe y de asistir a montones de cursos sobre terrorismo internacional cuando descubrí que Carlos era un referente perfecto. Él también era latino, hablaba español, se convirtió al Islam y contactó con todas las organizaciones terroristas de su época. Exactamente igual que yo. Pero después del primer viaje a Venezuela para intentar contactar con su familia volví a España con el rabo entre las piernas. A pesar de que sabía donde trabajaban -en la alcaldía de Caracas-, estaban demasiado protegidos por el gobierno de Hugo Chávez y no fui capaz de llegar a ellos. Tuve que regresar a Venezuela en dos ocasiones más para acceder primero a Vladimir -su hermano pequeño-, y después a Lenin -su hermano mediano- y su madre. Y para ganarme su confianza a través de ellos. A partir de ahí, convertido en el portavoz y webmaster de Carlos el Chacal, fue muy sencillo contactar con organizaciones terroristas de todo el mundo...

En Operación Princesa sorprendiste acudiendo al género de la novela, aunque haces referencia al capo Guzmán o el padre de una concursante de Gran Hermano, entre otros. ¿Supuso una estrategia ante una posible negativa de la editorial por involucrar a los poderes políticos y policiales?

No encontré otra manera. La sentencia contra el uso de la cámara oculta, de 2012, a mi me pilló en plena investigación. Y si no podía usar las imágenes no tenía sentido pedir a los lectores que creyesen en mi palabra. Además, la novela te da la oportunidad de contar cosas que no te permite el ensayo. Creo que el personaje de Alexandra Cardona, inspirado en la Testigo Protegido DPA123B, me ha permitido contar cosas sobre la trata de blancas que no pude contar en El año que trafiqué con mujeres. En cuanto al Chapo, al padre de la finalista de Gran Hermano y demás personajes de la novela, doy pistas suficientes para que los lectores mínimamente inteligentes los reconozcan en un segundo. 

Algunos periodistas crecimos leyendo tus investigaciones, ¿podremos seguir haciéndolo? ¿Te ves con fuerzas para encarar una nueva publicación? 

No sé hacer otra cosa...